Así me encuentro. Mirando payasos. No me dejaste agregar mi pieza freak a la fantasía. No importa. Igual que en la realidad de mi habitación actual (a pesar de que no me dejaron) poco a poco he ido metiendo payasos. Un afiche y ahora una colgando de una pared. Me llevan a mundos de tranquilidad. Me buscan la mirada para llevarme. Me llaman a quedarme ahí, a observarlos. Perdiéndome en sus rostros, en esos pequeños y penetrantes ojos que me invitan a pasar un tiempo eterno sumergido en cientos de pelotas de goma, a dar diez mil saltos en camas elásticas, a dormir en nubes de dulce, a contagiarme con sus risas falsas y forzadas, a pintarme una de esas máscaras que ocultan la tristeza. Un par de veces me han invitando a ser uno de ellos. Hundirme permanentemente en mis sueños, para vivir felicidad… yo les digo que eso te haría daño. Entonces las sonrisas desaparecen de sus rostros, me despiertan y me expulsan de su fingido paraíso. Me levanto de mi cama despreocupadamente. Se que me buscarán mañana.
Diez de abril 2009
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